PENSAMIENTO ESTRATÉGICO.

Por Héctor Badillo

El pensamiento estratégico como parte de una buena estrategia.

Hoy se habla de una economía global impuesta por el fenómeno de la globalización, que involucra a las organizaciones, empresas e individuos, siendo sujetos económicos de cada una de estas actividades no divorciada del aspecto comercial, que las obliga a participar en un escenario complejo donde nadie se puede dar el lujo de ser expulsado, conllevando a una materialización de la no visibilidad de los mercados a escala mundial. 

Huntington (2011), refiere que existe un tránsito del paradigma de la sociedad industrial al paradigma de la sociedad del conocimiento, dinamizados por el efecto de la globalización de las economías y sus políticas.  

Vázquez, Martínez y Monrroy (2007), afirman con justicia, que la nueva era del conocimiento, está caracterizada de saberes nuevos y por el desarrollo permanente de las facultades intelectuales, que mantiene una acelerada caducidad de paradigmas y realidad. 

A lo anterior, las empresas están obligadas a reaccionar ante los cambios, por supuesto entendiendo las exigencias de un entorno cambiante, propiciado por nuevos conocimientos y estrategias. 

El pensamiento estratégico cobra una dimensión extraordinaria en el presente y sin lugar a dudas en el futuro. Henry Mintzberg orientador de la idea del pensamiento estratégico, considera que la creación de una estrategia es una visión no solo al futuro, sino también un análisis de los antecedentes de la organización desde distintos enfoques.  

El pensamiento estratégico empresarial no solo es un bien para las empresas a nivel mundial, es una herramienta para determinar las perspectivas futuras de la organización, siendo la que permite establecer las bases sobre las decisiones de planificación. En tal sentido, el pensamiento estratégico tiene como objetivo encontrar la capacidad de anticipación de los acontecimientos, para visualizarlo y construir escenarios confortables para las empresas. 

Es importante resaltar la importancia del pensamiento estratégico como un bien organizacional que involucra ideas y estrategias, también su identificación en el ejercicio que se debe realizar intelectualmente en toda organización, que oscila entre los niveles altos desde el punto de vista jerárquico hasta niveles bajos, con el objeto de cuestionar las suposiciones del contexto, de ahí que la teoría de la complejidad y del caos por nombrar dos involucradas con el pensamiento complejo, no pueda ser pasada por alto de cara a la construcción de la estrategia originada del pensamiento, para impulsar el desempeño organizacional.  

La estrategia es parte importante en el pensamiento estratégico. Para Yuen (2014), el líder estratégico militar Sun Tzu desarrolló el concepto de estrategia. Y podemos agregar, que se extrapoló al mundo de los negocios al aparecer la era industrial, que cambió la forma de distribución de la riqueza. Desde el Arte de la Guerra han transcurrido miles de años y este concepto de estrategia es valorado en el contexto organizacional. Es decir; es un bien apreciado como acervo intelectual para quienes toman las decisiones en una empresa u organización. 

Mintzberg y Quinn (1993), plantean factores claves para un mejor desarrollo de la operación de la empresa, entre los que podemos señalar; fijar objetivos, cuidar los elementos sorpresa en la operación, así como realizar un balance adecuado de las fortalezas para alcanzar los objetivos planteados. 

El padre de la gerencia moderna Peter Drucker (1999), establece que el punto clave de una estrategia consiste en la manera correcta de establecer los objetivos, que luego será un elemento primordial al momento de la formulación de una estrategia. Siendo por lógica el pensamiento estratégico el génesis para la generación de ideas, proyectos y objetivos.   

Ahora bien, a lo largo de los años, la literatura ha sido abundante de cara al enfoque del pensamiento y la estrategia. Chandler (1990), Ansoff (1970), Porter (1986-1991) y Mintzberg (1997) por nombrar a algunos, han analizado, investigado y estudiado el tema pensamiento estratégico en el ámbito empresarial y organizacional, con el fin de alcanzar los objetivos empresariales y plantearse escenarios futuros. 

Mintzberg (1993), sostiene que las mismas estrategias son un patrón o modelo de decisión que determina y revela los objetivos, propósitos o metas de la empresa. 

Las líneas anteriores se menciona la extrapolación de conceptos militares de carácter estratégico al mundo empresarial, de negocios y organizacional. Indudablemente el mundo ha cambiado en visión y concepto, pero la naturaleza humana se mantiene inmutable, eso no significa que no existan las guerras, observamos actualmente un caso bélico entre Rusia-Ucrania, nos referimos a una generalidad empresarial que maneja la competitividad y la competencia cual campo de batalla, por esa razón no tan simplista podemos señalar que el pensamiento estratégico más que un bien intangible organizacional, es la razón de ser a la hora de acometer objetivos y planes. Es una base fundamental para la planificación estratégica. 

Michael Porter con su Ventaja Competitiva (1986), establece un criterio en relación a la estrategia y la ventaja que provee al formularla con un análisis claro. Porter (1986-1991), sostiene que la esencia de la formulación de una estrategia competitiva consiste en relacionar a una empresa con su medio ambiente y conocer a profundidad el medio donde está se desenvuelve. 

Porter (2010), afirma que cada estrategia genérica requiere capacidades y exigencias especiales para alcanzar el éxito, enfocada en diferencias de la estructura y de la cultura organizacional. Aquí ya Porter (2010), enfatiza un elemento interesante en el pensamiento de las estrategias y es el tema de la cultura. Porter (2010), indica que, si la cultura organizacional es adecuada, se reforzará la ventaja competitiva que la estrategia genérica trata de alcanzar. 

Todo lo anterior tiene incidencia en el bien organizacional, un bien intangible que se traduce en una enorme acumulación de significados socialmente entendidos, que constituyen una parte importante de la vida de las empresas. La literatura acuña el concepto de cultura organizacional para agrupar una enorme acumulación de significados socialmente entendidos, que constituyen una parte importante de la vida de las empresas. La cultura organizacional se agrupa en una serie de códigos y legitima los valores de carácter colectivo que hacen vida dentro de la empresa. 

El pensamiento estratégico empresarial es un todo y está identificado como un bien intangible de carácter organizacional. Para Zimmermann (2000), sostiene que la cultura organizacional ocupa un punto relevante dentro de una organización, asimismo involucra factores múltiples que permiten una cohesión en su funcionamiento y crecimiento. 

Thevenet (1992), afirma que la cultura empresarial es un tópico de envergadura, y señala que ningún estudio que aborde la problemática empresarial estará completo sino se considera la cultura empresarial en su todo como conjunto dentro del esquema organizacional aceptado a escala mundial. 

Desde luego que no se desea pasar por alto un aspecto interesante del pensamiento estratégico, y es que este debe estar arraigado en todos los niveles de la organización. Ahora bien, es de entender que surge un pensamiento estratégico individual que incluye la aplicación del juicio basado en la experiencia para determinar las acciones futuras de la empresa y el pensamiento estratégico de la empresa, encaminado a la coordinación de mentes creativas dentro de una política y perspectiva común que le permita a un negocio avanzar hacia el futuro de manera coherente y satisfactoria para todos los involucrados. 

Ese bien intangible que procede del pensamiento estratégico empresarial, se puede percibir por medio de las expresiones de los individuos como elementos integradores de la organización, que lleva al comportamiento y actitud a los retos empresariales.  

Podemos concluir, que el pensamiento estratégico empresarial está cohesionado como un bien intangible en las organizaciones, en vista de la dinámica mundial que de forma progresiva obligan a las empresas a adoptar y cambiar paradigmas a consecuencia de la necesidad de permanecer en los mercados, contar con niveles de competitividad y ser eficientes de cara a los clientes y los involucrados en las actividades empresariales. 

Hay que sumar a lo anterior, que el pensamiento estratégico está obligado a ser ágil y cambiante, sobre todo a los constantes cambios económicos y tecnológicos a los que se expone una organización en las actividades empresariales. 

El pensamiento estratégico será siempre una herramienta útil y fundamental para las empresas. El contexto mundial y globalizado exige a todas las organizaciones ser eficientes en los distintos puntos y recursos vinculados a su quehacer, sean estos humanos, económicos, financieros, ambientales y tecnológicos, sin mencionar que la competencia dejó de ser local, para convertirse en mundial, eliminando las fronteras y favoreciendo un mercado altamente globalizado. 

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